martes, 17 de enero de 2017

Caminante no hay camino, se hace experiencia al andar...Y al final andas por dónde te da la gana

Haciendo camino, cambiando radicalmente toda mi visión sobre las cosas, sobre mi alrededor; y es que los años y experiencias pasan y pesan...Quién diría que en mi misma estaba la gloria y también la perdición, que estaban aquellos dos lobos que se enfrentaban, como la historia esa que nos contaban hace años...

Una elección que se hace día a día, momento a momento, es importante tener esta idea clara pero tampoco sobre pensarlo, que al final sólo hay un paso entre la entereza y la demencia. Saber como motivarte para el combate diario, y es que nadie dijo que fuera a ser fácil, que no fuéramos a encontrar situaciones, personas, momentos que nos derrumbaran completamente...Lo peor es cuando esas personas somos nosotros mismos. 


Por ese motivo pienso que quizás lo único importante es aquello que siempre se ha dicho: "Ten salud y que Dios te cuide esa cabeza" a lo que yo añadiría: "No te dejes sorprender ni cegar por los demonios del camino", bueno mejor dicho, que no te olvides de la dirección de tu meta por las distracciones del momento.


Y es que cada vez me convenzo más de que realmente es nuestra interpretación de las cosas las que nos quita salud o en cambio nos hace más sanos todavía, nuestra cabecita que nunca para de dar vueltas, cuyo único remedio es olvidarse de nosotros mismos para entregarnos a los demás, a una causa justa, a mejorar el mundo un poquito más; lo que uno quiera, pero que te ayude a olvidarte por un momento de ese narcisismo contaminador de la época en las que nos ha tocado vivir.


Que hay cosas más grandes que la vida que observas ahora mismo, pero es lo que se dice, que generalmente vienen en envases pequeños y a veces ni puedes guardarlos por su simplicidad. 


A todo esto he de decir que me da miedo, me da miedo, olvidar cómo disfrutar de ésta vida, olvidar que con nada se es feliz y que el arma más poderosa que tenemos para enfrentar nuestros fantasmas es nuestra tan maravillosa cabecita; me da miedo ser un número más de serie, me da miedo alejarme del camino que tengo asignado, perderme entre los flashes de ésta vida tan acelerada, sin pausa ni para coger aire. 


Pero en cambio tengo ganas, tengo muchísimas ganas de descubrir todo lo que hay ahí fuera, en otros países, en otros idiomas, en otras personas y sobretodo en otros retos, jugármela, desenvolverme dando lo mejor de mi, y es que debo reconocer que la rutina es para los débiles, y con rutina no me refiero a hacer siempre lo mismo, sino todo aquello que hacemos con piloto automático; hasta levantarnos de la cama tiene que ser una fiesta, un acontecimiento, un regalo que sabes cuándo viene pero no cuándo se va.


Y es que las cosas pasan cuando tienen que pasar, y lo importante es lo que tenemos ante nuestras narices... Así que futura Rut, un consejo: Cuando te sientas mal por peleas con amigos, parejas  o lo que sea, recuerda que un alma totalmente serena y segura ni se inmuta por los pensamientos o palabras de los demás; otro que seguramente también te pueda servir, pon alma y corazón a todo lo que haces, que cuando das lo mejor y estás bien contigo seas como seas el mundo te devuelve ese mismo amor multiplicado por diez y antes del último, es más rentable para tu salud y energía en lugar de discutir temas para tener siempre la razón escuchar a los demás sus ideas, ya que generalmente, por no decir nunca, cuando dos personas piensan diferente, muy pocas veces se van a entender y mucho menos cambiar de opinión. 


Me olvidaba del último, quién más te guarda un secreto es aquél que no lo sabe, no desperdicies tu esencia, tus palabras, tu intimidad con cualquiera que no sepa ni vaya a valorarte.


Buena suerte para mañana...